Ocurrió en la intervención de las plazas de Andalucía,
San Pedro y San Lorenzo, dotadas de una fisonomía especial actualmente
desaparecida, y continúa ocurriendo en multitud de obras actuales donde el uso
de materiales cuyo color, textura y origen se percibe como algo ajeno a la
morfología de la ciudad, materiales y soluciones espaciales calcados de
intervenciones que podemos ver en multitud de ciudades españolas y del
extranjero, al uso de una moda que pasará pero que, mientras los arquitectos la
sigan, dejará una huella prosaica y banal en nuestros espacios antaño genuinos.
La plaza de Andalucía tras su enésima remodelación
perdió su carácter propio. Los desniveles creados, la horrible boca y ascensor
del aparcamiento son los mejores ejemplos de las nefastas intervenciones
públicas en los escenarios urbanos. No menos grave fue lo perpetrado en las plazas de San Pedro
y de San Lorenzo. Intervenciones de este tipo se han producido también en el Paseo del mercado (la plaza 1º de Mayo para los forasteros), con soluciones en algunos aspectos parciales más que
discutibles, como esos asientos corridos de diseño ¿moderno? o la creación de barreras arquitectónicas que ya habían sido eliminadas en una intervención anterior, o en las Eras del Alcázar, en donde se han invertido muchos cientos de miles de euros para que todo quede prácticamente igual que antes: un especio que continúa sin poder ser disfrutado por ubetenses y visitantes. La introducción del mosaico de
materiales, algunos tan pintorescos como los recubrimientos en madera de la plaza
1º de Mayo, por muy bien que para muchos queden estupendamente desde el punto
de vista estético, nos parece un atropello legal al espíritu del documento de la Declaración de Úbeda y Baeza como ciudades Patrimonio Mundial.
Aunque globalmente esta plaza goce de unos espacios bien resueltos, especialmente
positivos para dar realce a la iglesia de San Pablo, también entendemos que
solo razones muy poderosas justificarían el uso de adoquines de granito en las
calzadas de calles modestas del casco histórico sustituyendo el empedrado
tradicional.
Con esto no queremos proclamar que haya de
mantenerse lo que hay per se, sin
posibilidad de renovación o modificación, no, ya que en bastantes ocasiones lo
que existe es el resultado de nefastas intervenciones de las últimas décadas o
del simple abandono. De lo que se trata es de utilizar los materiales con
colores y texturas que se integren en el paisaje urbano y que quedaron
perfectamente especificados en el Plan Especial de Protección del Casco
Histórico. Y si es necesario modificar lo que éste recoge y determina,
cámbiese tras el debate correspondiente y con los informes de expertos en la
materia.
La Declaración
de la UNESCO, recoge de forma expresa que la propuesta de los Conjuntos
Monumentales Renacentistas de Úbeda-Baeza responde, entre otros, al “criterio
de autenticidad e integridad material, que se deriva de la permanencia de los
edificios históricos que conforman las dos áreas monumentales, los cuales
conservan tanto los materiales como las técnicas constructivas lo que supone la
inalterabilidad de ambos espacios urbanos, autenticidad e integridad también elevada en los
respectivos entornos de protección delimitados, donde, además de la permanencia
intacta de las tramas históricas, el grado de permanencia de
la edificación tradicional es muy elevado. (Págs. 28 y 29 del
Formulario de la Declaración).
Por
esta razón, no creemos que la mejor manera de mantener al actual grado de
autenticidad sea incluyendo nuevos materiales y texturas en todas y cada una de
las intervenciones que se vienen ejecutando en el casco histórico (plaza de San
Lorenzo, plaza 1º de Mayo, etc.). La Declaración es clara en este sentido y en
su página 76 dice: “los Planes Especiales y los
Catálogos de Protección vigentes, redactados para la totalidad de cada centro
histórico, establecen las condiciones de intervención a partir del criterio de
mantenimiento de la estructura urbana y arquitectónica y de la imagen
tradicional en toda la ciudad histórica.” Por tanto, se está
incumpliendo lo prescrito allí donde se interviene. No es razonable,
ni está permitido, ir cambiando como se viene haciendo la mayoría de las
veces nuestras plazas y calles con imágenes totalmente diferentes. Y sin embargo se ha hecho y continúa haciéndose con el permiso por omisión de la Comisión Provincial de Patrimonio de la Delegación de Cultura.
En reiteradas ocasiones, Plaza Vieja ha solicitado a
los alcaldes de dos corporaciones de signo político muy diferente (PP primero, PSOE después y PP en la actualidad), que se
constituyan y pongan en funcionamiento los órganos de gestión necesarios: un
Consorcio y una Ponencia Técnica de Coordinación, la creación de una Oficina
Especifica de Gestión, así como un consejo estable de participación ciudadana
en cuyo seno se pudiera conocer, opinar y hacer aportaciones sobre los
proyectos de la ciudad antes de ser aprobados. Y venimos insistiendo tanto en
este tema porque estamos convencidos de que su funcionamiento vendría a poner
en estos temas de urbanismo y patrimonio una coherencia, un orden y un rigor
que actualmente solo brillan gracias a su ausencia.
La verdad que se tendria que respetar mucho mas la antiguedad del barrio y su escencia, pero a veces hay muchas cuestiones que modifican y en ocaciones hasta pasan por arriba lo historico...
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