Cuando en el año 2006 el Área de Rehabilitación
Concertada de Úbeda pretendía rehabilitar una casa ubicada en el nº 6 de la
calle Beltrán de la Cueva por parte de la Empresa Pública del Suelo de
Andalucía, para construir cuatro viviendas dedicadas a alquiler y un bajo
dedicado a local comercial, y cuando, al iniciarse las obras en el inmueble, se
descubrieron características singulares dignas de atención y conservación,
Plaza Vieja solicitó al Ayuntamiento la conveniencia de que se realizara un informe arqueológico a cargo
de la Oficina Arqueológica de Úbeda y el correspondiente e ineludible informe
técnico de la Comisión Provincial de Patrimonio de la Consejería de Cultura. Igualmente, cuando el Parador Nacional de Turismo de Úbeda pretendía ampliar sus instalaciones con un inmueble situado justo enfrente de su fachada principal, el hallazgo de lo que fue el malogrado palacio de don Rodrigo de Orozco, tras una exhaustiva y científicamente desarrollada investigación arqueológica a cargo de Vicente Barba Colmenero, hizo que se optara por acordar que dicha ampliación tuviera que esperar hasta el día de hoy en razón de la importancia y singularidad de los vestigios hallados en este crucial lugar del casco histórico de Úbeda.
Pues bien: sucede que hace algo más de dos años se ha presentado un
“hallazgo” con el nombre de “Sinagoga del Agua” en un edificio del casco
histórico destinado a viviendas privadas y aparcamiento subterráneo. En vez de
este aparcamiento que era para lo que se había solicitado licencia municipal, hoy se ofrece a propios y extraños la visita a una “sinagoga” que apareció de
pronto a la luz pública sin el menor conocimiento previo por parte de los
ciudadanos y no sabemos si también del Ayuntamiento. ¿Existe informe de la
Oficina Arqueológica de Úbeda del momento en que en esas obras aparecen restos
arqueológicos de interés? ¿Y de la Comisión Provincial de Patrimonio de la
Consejería de Cultura? ¿Ambos organismos pueden ofrecer hoy cuales han sido sus
actuaciones durante todo el proceso de ¿recuperación?, ¿restauración?, ¿supuesta recreación? de este sitio? Suponemos que se trata de un gran hallazgo
arqueológico puesto que el Ayuntamiento y la Diputación Provincial con sus
apoyos institucionales así lo parecen reconocer ante los medios de comunicación.
¿Se ha iniciado entonces el expediente para su
declaración de Bien de Interés Cultural por el Ayuntamiento y la Consejería de
Cultura? Si es verdaderamente, como se anuncia y se vende a los visitantes de nuestra ciudad, una sinagoga, inmediatamente debería de haberse procedido a su
catalogación y protección. ¿Y si no lo es? ¿Qué deberían hacer el Ayuntamiento y la Consejería de Cultura?
También se ofrece a los visitantes de Úbeda otra
sinagoga, llamada de Salomón y variados "museos", e igualmente solicitamos en su día al Ayuntamiento
si todos ellos habían recibido el informe técnico correspondiente que les diera
derecho al uso del término “Museo” (regulado por la Ley de Museos y Colecciones
Museográficas de Andalucía), o la declaración de la aautodenominada sinagoga como bien de
interés cultural.
Si son
certificados oficialmente, desde Plaza Vieja solicitamos para ellos todo el apoyo y promoción que se merecerían por
lo que suponen de extraordinaria nueva oferta complementaria al reconocimiento de
nuestra ciudad como Patrimonio de la Humanidad. Lo que Plaza Vieja no quisiera de ningún modo es
que desde las administraciones públicas se estuviese contribuyendo a fomentar
un posible engaño al visitante con el enorme perjuicio que, de ser así, se
ocasionaría a la imagen de Úbeda.
No menos importante es también evitar que se ensucie la imagen
patrimonial y los escenarios urbanos claves de nuestra ciudad con una señalización
abusiva, a veces incorrectamente instalada sobre fachadas de edificios
históricos, con reclamos de restaurantes en la mismísima fachada de la Sacra Capilla de El Salvador, o con la presencia de cutres trenes turísticos con parada estable nada
menos que en la plaza Vázquez de Molina, enclave central de de la Declaración
de Patrimonio Mundial y en la Plaza del Pópulo de Baeza. No nos imaginamos
dichos trenes, propios más bien de un parque temático, en la Piazza della Signoria
de Florencia o en la del Obradoiro de Santiago de Compostela.
A nuestro parecer, sería preciso buscarles una ubicación en lugares más discretos o, cuando menos, menos "llamativos".
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