Que algo que no convence sea provisional y no definitivo, es bueno. Aunque lo malo es no saber hasta cuándo durará esa provisionalidad. Ante la polémica suscitada en torno a la colocación de una estructura metálica, a modo de voladizo, en la torre de la iglesia de Santo Domingo para prevenir la caída de tejas o cascotes, el Ayuntamiento aclaró que se trata de una medida temporal. Esa es la parte buena por la que muchos se felicitan. La parte mala es que, tal y como confirmó a IDEAL el arquitecto responsable de las obras, la temporalidad está supeditada al momento en el que se acometa una intervención integral en el templo, algo que podría tardar mucho en suceder pues, de momento, no hay previsiones.
Frente a las críticas del impacto visual negativo de este elemento, colocado en la base del tejado en dos de los cuatro lados de la torre (los que dan a la plaza), desde el área municipal de Urbanismo se desmintió «que la estructura forme parte del proyecto definitivo de las obras de retejado e impermeabilización que acomete la Unión de Cofradías de Semana Santa. Y se aclaró «que se trata de una estructura provisional puesto que estas actuaciones no han finalizado». De esta forma, «cuando terminen se eliminará este elemento que, se reitera, es provisional y no definitivo». Pero no se dijo que la intervención que debe concluir es una de mayor envergadura en todo el inmueble. Al menos así se entiende desde la otra parte implicada.
El arquitecto
El arquitecto responsable de las obras, Sergio Marín Cañavate, manifestó a IDEAL que esta estructura es una solución de protección muy usual que pretende evitar que las tejas reutilizadas, si se desprenden o se parten a causa de las heladas, el viento o la lluvia, caigan desde tanta altura, lo cual sería un riesgo. Por eso el voladizo metálico se ha colocado solo en los dos lados de la torre que dan a la plaza, para evitar peligros.
Asimismo, explicó que aunque se ha hecho una reparación integral de la cubierta, era preciso proteger la zona ya que «lo primero es la seguridad». «Supone un impacto visual, pero sería peor el impacto de una teja», añadió. Todo ello, según confirmó a esta redacción, lo transmitió y lo consultó a Urbanismo, que dio el visto bueno. Incluso dijo que vieron muy acertada la solución propuesta.
Respecto a su provisionalidad, Marín Cañavate declaró que «cuando se haga una intervención integral en el edificio se quitará», pero «de momento, no». No en vano, el costoso y complicado andamiaje que se instaló para las obras de la cubierta de la torre ya fue desmontado, y sería preciso volver a ponerlo para desmantelar el voladizo. Los tiempos ya no dependen del arquitecto, sino de la Unión de Cofradías que tiene cedido el edificio por el Obispado para llevar a cabo su proyecto de Museo de Semana Santa. Y claro está, el máximo órgano cofrade depende a su vez de poder disponer de fondos para ello.
De esta forma, según Sergio Marín, «la estructura metálica se quitará el día que se lleve a cabo una solución integral en Santo Domingo». Y añadió que «ojalá sea en poco tiempo, porque el edificio lo merece». En relación a permisos de otras instancias, aclaró que no fue necesario que el tema pasara por la Comisión Provincial de Patrimonio pues las obras se hicieron de urgencia y muy localizadas en base a una orden de ejecución remitida por el Ayuntamiento debido al riesgo que entrañaban las tejas desprendidas. Al respecto destacó que los vecinos han felicitado a la Unión de Cofradías por la intervención ya que les ha evitado el peligro de desprendimientos de cascotes.
El presidente de la Unión
Sin entrar en aspectos técnicos, los cuales dejó en manos del arquitecto, el presidente de la Unión de Cofradías, José Ramón López-Agulló Lendínez, manifestó que se está actuando de la manera más adecuada posible y en base a las necesidades que se van presentando, ya que las obras se han hecho de urgencia para garantizar la seguridad ante la caída puntual de tejas, viéndose conveniente esta estructura a modo de «parapeto», siempre con el visto bueno de Urbanismo.
También opinó que habrá que ir viendo cómo responde la torre y la cubierta tras su desmontaje y posterior montaje, pese a que todo se hizo adecuadamente. Y aunque dijo ser consciente de que se produce un impacto visual negativo, consideró que la medida ofrece mayor tranquilidad y seguridad. Preguntado sobre las perspectivas de una actuación integral en Santo Domingo declaró que «de momento no hay idea de otra intervención». Finalmente subrayó que gracias a la Unión de Cofradías se está cuidando el templo y se está evitando su deterioro.
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