En Úbeda, las mejores vistas de conjunto se tienen asociadas
a accesos de segundo orden, por lo que no son todo lo conocidas que
debieran y, en nuestra opinión, deberían ser mejor valoradas por nuestros
gobernantes y adquirir una importancia a la hora de su utilización para
ingresar al casco histórico de la que ahora carecen.
Y es que, tal como están estructurados los actuales
accesos al casco, a éste se llega desde el Norte, teniendo que atravesar los
nuevos ensanches de la ciudad moderna, una ciudad de la que no cabe esperar que
sea de las más monumentales de Andalucía si no se está previamente advertido de
ello. Accesos desde los que no se percibe la fachada urbana más significativa,
aquélla donde se hace presente la relación ciudad-paisaje en toda su extensión,
como ocurre desde el antiguo camino de la calle Valencia por el Sureste y desde
el camino que conecta con la carretera de Jódar por el Sur. En estas imágenes
es tan protagonista la silueta urbana presidida por el conjunto formado por
Santa María, Ayuntamiento y El Salvador -así como por el Alcázar, aunque su
fuerza simbólica sea más deseada que real-, como el paisaje rural que constituye
su entorno inmediato. Una mejora sustancial en la percepción del casco podría
estar relacionada con que se evitase tener que discurrir por la nueva Úbeda
Norte, generando un nuevo acceso Sur, que permitiese al visitante cultural
acercarse a través de su mejor fachada, actuación que supondría devolverle
protagonismo a la ciudad histórica. A tal efecto, habría de utilizarse la
actual vía de circunvalación Sur del casco de Úbeda, conectada desde la
carretera de Jódar.
Sin embargo, sería necesario atenuar el impacto
paisajístico de la nueva vía de circunvalación Sur del casco histórico de
Úbeda. En efecto, esta vía ha generado una transformación visual en la imagen,
hasta entonces prácticamente inalterada, de esta fachada meridional. Se percibe
como algo ajeno a la morfología de este borde de la ciudad. Su naturaleza netamente
urbana, con amplios acerados y calzada construida con hormigón, introduce un
elemento que por su colorido y textura distorsiona la imagen histórica de este
borde. Por tanto habría que atenuar el impacto en la ladera de las huertas tradicionales
con un tratamiento cuidadoso de esta franja entre el vial y el borde construido
del casco, mediante un proyecto de integración paisajística.
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