Si no fuera por el cuidado de los jardineros, por las escobas de los barrenderos y porque el sol saca a los vecinos de sus casas, La Alameda sería un espacio dejado de la mano de Dios. Como zona de paseo, fue la gran aportación urbanística de los siglos XVI y XVII a la ciudad. Pero, hoy, dos obras sin acabar y una valla metálica de varios metros a lo largo de su cara Este, el deterioro inherente al paso del tiempo y el vandalismo la han convertido en imagen del abandono. “Su estado es penoso”, lamenta la presidenta de la asociación de vecinos Puerta del Ángel, Dolores Arrebola.
El suelo del paseo es una marisma con marejada por las raíces de los árboles y las baldosas, desdibujadas por el paso del tiempo, o han desaparecido en algunos lugares o están grafiteadas, como los bancos de piedra y el exterior del Auditorio. La decadencia rezuma en una Alameda en la que “nadie ha metido mano desde los tiempos de Calatayud”, apunta un anciano. Y se queja otro: “Aquí no se ven más que cagadas de perro”. “La Alameda se ha ido deteriorando poco a poco y, aunque todos los equipos de Gobierno lo tenían como algo por hacer, con algo más complejo, no hay forma de que se haga. Lo único que se ha cuidado son los jardines, pero hemos perdido árboles y no ha habido una replantación”, apostilla Arrebola. A esa imagen de deterioro, se suma una chapa metálica en la cara que mira a Jabalcuz por las obras inconclusas del Aparcamiento Hípico, y que se extiende hasta el mirador, vallado aún a pesar de que —afirma el edil del PSOE, Manuel López—: “Se hicieron las obras de emergencia y faltaría habilitarlo para su uso”. Añade leña al fuego el desuso de la Cámara Oscura, que está cerrada, según el concejal de Personal, Miguel Ángel García Anguita, porque se rompió “la parte de arriba” cuando aún gobernaban el PSOE e IU y, “con un Ayuntamiento en quiebra, son prioritarios otros servicios, como los sociales”, se escuda. Pese a todo, indica que, con cargo al Plan Urban, hay un proyecto para rehabilitar La Alameda, pero —critica— el Ayuntamiento aún tiene que justificar los tres millones del último, “que el PSOE e IU desviaron”.
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