jueves, 15 de marzo de 2012

Plaza vieja reclama legalidad y autenticidad en el Patrimonio histórico artístico

Desde la declaración de Úbeda y Baeza como ciudades Patrimonio de la Humanidad, distinguidas con este galardón para simbolizar la singularidad de sus vestigios y de su existencia, han surgido una serie de “establecimientos” que en determinados casos se han autodenominado con títulos y términos que o no están certificados o no se ajustan a la vigente normativa sobre el patrimonio, vendiéndose desde el punto de vista turístico como un atractivo más, amparados muchas veces en la promoción que reciben desde distintas administraciones públicas e incluso, lo cual es aún más preocupante, reivindicándose en algún caso y sin prueba alguna como auténticos vestigios patrimoniales, como sorprendentes hallazgos sin las pertinentes certificaciones de los órganos competentes en la materia, o utilizando en otros dentro de sus etiquetas la palabra museo.
Generalmente estos lugares suelen estar regentados o son propiedad de anticuarios, ya aficionados ya profesionales, que durante tiempo se han dedicado a la compraventa de antigüedades, algunas de ellas de gran valor. Aprovechando el rebufo del impulso turístico que ambas ciudades han generado como consecuencia del título, del que no podemos conformarnos con constatar la importancia de haberlo alcanzado, sino que también hemos de ser conscientes de la responsabilidad que supone y que alcanza a todos los que en ellas vivimos, estos establecimientos se han beneficiado del acceso de muchos visitantes a su interior para conocer, previo pago, esas colecciones en algunos casos amplificadas y en otros publicitadas bajo el epígrafe más que discutible de “insólitos hallazgos”, lo que ha motivado el pronunciamiento de Plaza Vieja en el sentido de cuestionarse sobre la veracidad del producto que se ofrece al visitante propio y extraño, y suscitado la duda sobre si el proceder de estos negocios beneficia o perjudica la imagen de nuestra ciudad, lo que en el segundo caso sucedería de seguro si finalmente no fueran aquello que dicen ser.
Las demandas de información a la administración local por parte de Plaza Vieja atañen a la Casa-Museo Andalusí, la Sinagoga del Agua, el Palacio de los Granada-Venegas y la Sinagoga de Salomón. Plaza Vieja procedió, tal y como es su procedimiento de costumbre, a solicitar informes al anterior alcalde, Marcelino Sánchez, el cual trasladó de manera informal a nuestra asociación que se habían solicitado todos los informes pertinentes y que se había otorgado licencia para viviendas. Exactamente la misma cuestión se le planteó al alcalde actual, José Robles, quien, por otra parte, ni siquiera tuvo a bien contestar.
Tras esta falta de repuesta por parte de ambos máximos mandatarios municipales, y más de un año y medio después de la apertura de la Sinagoga del Agua sin que se aportaran los informes prometidos  en su día que establecieran o refutaran su autenticidad, Plaza Vieja organizó una mesa redonda abierta a todo el público para documentarse y asesorarse con personas de reconocido prestigio en diferentes campos que afectan a esta cuestión: el de la validación patrimonial con Francisca Hornos Mata, directora del Museo Provincial de Jaén; el del rigor en los procedimientos arqueológicos con Vicente Barba Colmenero, arqueólogo, y el de la cultura judía (en el caso de la dos sinagogas) con Rafael Cámara, presidente de IUVENTA-Tarbut
Jaén.
En el transcurso de este acto, tras una primera intervención de los ponentes, se entabló un debate en el que sin duda el tema más controvertido fue la Sinagoga del Agua, tras el que se llegó a la conclusión por parte de la directora del Museo Provincial de Jaén -que por ser miembro de la Comisión de Patrimonio de la Delegación Provincial de Cultura, además tiene la facultad de certificar el carácter patrimonial de un edificio- de que, textualmente: “la Sinagoga del Agua, a día de hoy, ni es sinagoga, ni es monumento”.
Además, estos tres expertos proporcionaron a la concurrencia las pautas para que un elemento patrimonial pueda ser considerado como veraz e hicieron referencia a la curiosa circunstancia de que la Sinagoga del Agua haya sido concluida sin ninguna supervisión de tipo oficial y sin contar con los pertinentes informes arqueológicos que, una vez elaborados, deberían responder a estas tres preguntas: ¿Quién ha realizado la excavación arqueológica? ¿Existe inventario? ¿Quién lo ha hecho? Hasta donde Plaza Vieja sabe, este establecimiento, a día de hoy, no ha sido capaz o no ha querido responder ante persona alguna, física o jurídica, ninguna de estas interrogantes. Los expertos además añadieron que no es lógico explotar un recurso patrimonial como tal antes de hacer una pertinente excavación y validación patrimonial.
Hay que resaltar que a este acto, celebrado el pasado mes de noviembre, fueron invitados algunos de los propietarios y empresas gestoras de los diferentes lugares objeto de la cuestión, si bien solamente asistió al mismo el propietario de la casa de los Granada-Venegas y de la Sinagoga de Salomón. No obstante, a pesar de su inasistencia, algunas de estas personas se pronunciaron públicamente contra nuestra asociación intentando desprestigiarla y, sin entrar en el verdadero fondo del asunto que no es otro que el de la autenticidad de este espacio, únicamente se emplearon en afirmar, de manera calumniosa y sin ningún tipo de prueba, que Plaza Vieja estaba siendo instrumentalizada con fines espurios por algunos asociados para únicamente buscar el descrédito de estos negocios y dañar la imagen de unos lugares y unas empresas cuya única finalidad era generar puestos de trabajo y muchos beneficios al turismo ubetense.
Plaza Vieja como asociación compuesta por muchas personas y con una directiva competente y e independiente, dio su respuesta unánime a estas insidiosas acusaciones mediante una rueda de prensa en la que se volvió a reafirmar en que tras haber recabado la opinión acreditada de los expertos, había publicado una nota de prensa al respecto y en la que procedió a solicitar a la Sinagoga del Agua que aclarase todos estos extremos, especialmente las tres preguntas arriba apuntadas.
En función de las opiniones de las autoridades en la materia, Plaza Vieja, como marcan los fines de nuestra asociación, seguirá actuando en este tema porque, del mismo modo que ha procedido en decenas de iniciativas realizadas desde su fundación, la defensa de Úbeda Patrimonio de la Humanidad está por encima de aquellas prácticas oportunistas que pudieran aflorar en nuestra ciudad. A fecha de hoy no podemos saber el devenir de estos lugares y en especial el de la Sinagoga del Agua, pero la preocupación de Plaza Vieja al respecto sigue vigente ya que este lugar ha sido y está siendo promocionado turísticamente de manera abierta e inmoderada desde diferentes organismos oficiales y porque se da la circunstancia de que la empresa que lo gestiona lo hace a pesar de las lagunas legales que presenta, con el agravante de que esta promoción está orientada a personas que se encargan de hacer de Úbeda un destino turístico, con lo cual se corre el riesgo de que el artificio de unos cuantos intereses privados repercuta de manera negativa en el perfil público de nuestra maravillosa ciudad.

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