El Formulario de la Declaración por la UNESCO de Úbeda y Baeza como ciudades inscritas en la Lista de lugares Patrimonio Mundial, en su página 75, reconoce el conjunto monumental de Úbeda, la Plaza Vázquez de Molina, con una extensión de 2,8 ha, la Plaza de Santa María y eje monumental de Baeza, de 2,7 ha.
Ambos conjuntos se sitúan en el corazón de los respectivos recintos intramuros de las ciudades históricas, hoy todavía plenamente reconocibles, y en ellos se encuentran las mayores permanencias urbanas y arquitectónicas de su pasado, apenas transformadas por la ciudad contemporánea. Estos recintos se proponen como zonas o entornos de protección, con una extensión de 35,5 ha el de Úbeda y 14,3 ha el de Baeza.
El 5 de abril de 1999 los ayuntamientos de Úbeda y Baeza firmaron un acuerdo de colaboración que comprometía a ambas ciudades a desarrollar un Plan de Gestión coordinado en las materias de urbanismo, conservación y rehabilitación del patrimonio, cultura y turismo, con el objeto de mejorar las condiciones del entorno de los dos conjuntos monumentales, ya que éstos apenas si precisaban medidas de gestión dado su buen estado de uso y de conservación en ese momento. Es decir, hace ya nada más y nada menos que casi trece años nuestros gobernantes municipales afirmaban que se había iniciado una gestión en común del patrimonio urbano, la cultura y el turismo y se comprometieron entonces ambos ayuntamientos a que la responsabilidad de la gestión debería producirse a dos niveles:
1º. Los ayuntamientos conjuntamente organizados en el Consorcio Úbeda-Baeza, para diferentes materias de coordinación recogidas en el Formulario y
2º. La gestión última a escala supramunicipal para lo que se crearon en su momento una Comisión de Coordinación del Patrimonio Úbeda y Baeza, órgano de decisión política, y una Ponencia Técnica de Coordinación, compuesta por arquitectos municipales, funcionarios encargados de los negociados correspondientes, representantes del Consejo Asesor del Patrimonio Histórico-Artístico (constituido desde 1998 pero cuyo funcionamiento es un misterio), directores de las Escuelas Taller de Rehabilitación de ambas ciudades y técnicos de la Administración Autonómica.
En cuanto al fomento turístico de Úbeda y Baeza, se comprometieron a crear un Consejo Comarcal de Turismo para desarrollar, entre otras cosas, un Plan de Ordenación del sector.
Hace casi tres años se aprobaron los estatutos del Consorcio sin la unanimidad que Plaza Vieja demandaba. No obstante, calificamos entonces, ilusos de nosotros, de esperanzador y positivo el paso que se acababa de dar en este sentido y pedimos el máximo consenso entre las fuerzas políticas de Úbeda para que este órgano fuera un referente en la gestión eficaz del Documento de la Declaración de Patrimonio Mundial. Pues bien, a día de hoy no se ha producido ningún movimiento al respecto. Trece años desde que se anunció la exigencia de su creación y puesta en marcha, ocho y medio desde la Declaración de Úbeda y Baeza como ciudades Patrimonio Mundial, cuatro bajo gobierno del Partido Popular, otros cuatro años de gobierno socialista en ambas ciudades y medio año más con las flamantes corporaciones surgidas de los últimos comicios municipales es un plazo más que sobrado para que los Órganos de Gestión común Úbeda-Baeza fueran ya una realidad.
En enero de 2012, Plaza Vieja continúa preguntando como quien pregunta al viento y, por tanto, sin obtener respuesta alguna si es que funcionan, dónde y cuándo se reúnen -si es que lo han hecho alguna vez- y cuáles son las memorias de actuación de estos organismos.
La no respuesta nos confirma algo que nos suponíamos ante esta pasividad a la hora de generar los órganos de gestión conjunta: que el hecho de ser Patrimonio de la Humanidad tan solo se reduce a habernos convertido en una marca turística que, sin duda, genera beneficios económicos a ambas ciudades, pero desgraciadamente no se ha avanzado nada en la implicación de la población para garantizar la conservación, la difusión de sus valores y la asunción colectiva de tan importante compromiso con la UNESCO.
Ahora podemos buscar la excusa de que la situación económica no es la más propicia para grandes proyectos inversores, pero creemos que el Consorcio debe funcionar con miras más lejanas que éstas. Lo importante es que se convierta en un marco estable de debate y participación sobre la gestión de la Declaración y sobre las acciones que se llevan a cabo en esa parte tan sensible de las dos ciudades. Puede que se haya perdido una gran ocasión para la puesta en marcha del órgano conjunto.
El establecimiento de estos órganos de gestión y coordinación es obligatorio y no puede demorarse por más años. Si no se ponen en marcha, empezaremos a creer que la Declaración solo ha servido, repetimos, para generar una marca para la explotación turística y no para generar una oportunidad inmejorable para su conservación. Aunque sea al margen de las administraciones supralocales, los Ayuntamientos de Úbeda y Baeza deben hacer realidad el deseo compartido de hacer funcionar el Plan de Gestión coordinado.
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